miércoles, 29 de junio de 2011

SECRET CHIEFS 3 (28/06/2011)



"Cast the clear light of alchemical truth through the graphically enhanced occult fog, and you'll find an album fluffed full of magick, mystery, and densely orchestrated mosque-rocking beats."

— Richard Gehr, Village Voice

Tercera visita del grupo de ese genio llamado Trey Spruance y otro conciertazo más para el recuerdo y la retina. Allí estaba también su leal escudero, ese violinista salido de una tomenta de arena, de nombre Timb Harris. El resto de músicos también brillaron a gran altura, destacando a una batería femenina, rígida de hombros pero sólida como una roca. No venían presentando nuevo disco, y ni falta que les hace para llenar y atraer a más gente con cada nueva visita. De hecho, han ido escalando: hace tres años, en su primera e inesperada visita tocaron en Ritmo y Compás, al año siguiente en La Boite, y ayer, en la sala Caracol. Personalmente, esta última sala es la que menos me gusta debido a la altura del escenario, lo que provocaba una sensación -falsa- de mayor distanciamiento entre la banda y el público, sobre todo en las primeras filas (con Secret Chiefs 3 yo siempre me sitúo en primera fila).

Y es que mi historia con Secret Chiefs 3 ha sido inmejorable. Mi primo Jorge me descubrió a este grupo cuando me grabó su álbum "Book M". A mí siempre me había gustado la calidad técnica como instrumentista y las composiciones de Trey Spruance en Mr. Bungle y en el álbum "Fool for a day, king for a lifetime" que grabó con Faith No More, pero su proyecto en solitario me voló la cabeza. Escuchar "Book M" es toda una experiencia para el oyente, ese disco te transporta a otros paisajes y épocas. A partir de ahí me compré sus anteriores discos hasta ese momento, a saber: "First grand constitution and by-laws" y "Second grand constitution and by-laws", y al año siguiente el majestuoso "Book of horizons". Ni que decir tiene que Secret Chiefs 3 era un grupo que aquí en España lo conocíamos cuatro gatos, eso sí, una vez fan lo eres para el resto de tus días. De hecho, es mi músico y grupo favorito desde hace ya muchos años y del que sigo su página oficial de noticias al menos una vez al mes.

Pues bien, hace ya cuatro años me entero de que van a venir a tocar a Madrid, a una sala pequeña llamada Ritmo y Compás (Nota: ¡yo había tocado en esa sala años atrás con mi anterior grupo!) así que me persono en las inmediaciones de la sala tres horas antes de la hora programada de empiece y en estas que...¡veo salir al mismísimo Trey de la prueba de sonido! Ni corto ni perezoso le abordo y empezamos a hablar largo y tendido de cómo es que habían incluído a España en su tour, su música, etc. Para mi sorpresa me encuentro a un tipo completamente amigable y cercano que no tuvo reparo en hacerse todas las fotos que le pedí conmigo, firmarme la entrada y compartir unos 20 minutos de amigable charla. Nos despedimos hasta el concierto con un apretón de manos. Horas más tarde, ya en la sala, me compré la camiseta oficial de esa gira, cds raros que sólo vendían en su puesto de merchandising, y me situé en primera fila con mi cerveza para presenciar lo que, a día de hoy, fue el mejor concierto que he visto en mi puñetera vida (puedo decir que he sido uno de los pocos afortunados que estuvo en el primer concierto de Secret Chiefs 3 en este país).

Bien, pues un año después me entero de que vuelven a visitar Madrid. La noticia era increíble: un grupo de culto minoritario de la costa oeste de U.S.A. iban a pasar por Madrid dos veces en un mismo año (!!!). Esta vez la sala elegida (La Boite) estaba en pleno centro de Madrid. Así que voy para allá, entro en la sala, y me acerco al puesto de merchandising a comprarme la camiseta de ese tour y más parafernalia cuando me encuentro a Trey sentado en un sofá, al lado del puesto, chequeando su laptop. Pero lo mejor de todo es que, para mi sorpresa, el tío me reconoce, se levanta, me da la mano y empieza a hablar conmigo como si yo fuera un viejo conocido suyo. Por supuesto yo alucinaba en colores: mi músico favorito estaba allí, delante mío, tratándome como a un amigo. En fín, lo de siempre: fotos con él, firma del ticket, compra de camiseta oficial, cds, y vuelta a la primera fila a disfrutar del concierto (otro conciertazo). Esta vez con una novedad con respecto a la primera vez: al acabar me da la púa con la que ha estado tocando todo el concierto. Hoy en día, tengo un cuadro en casa en el que figuran las dos entradas firmadas, la púa y una foto en la que aparecemos él y yo.

Ayer, después de casi dos años sin visitarnos, fue su tercera visita a Madrid. Mientras tocaba el grupo telonero (Fat 32, buenísimos) le veo entrar en la sala (esta vez la sala elegida, Caracol, era de mayor aforo). Trey iba acompañado de una chica que tenía toda la pinta de ser su groupie española, qué más da, me acerco y se alegra de verme, nos damos un abrazo, y me tomo unas fotos con el. Le digo que está más delgado y que me alegro mucho de verle de nuevo. Charla corta pero entrañable hasta que se despide porque tiene que ir al camerino. Mientras los teloneros desmontan su equipo tomo posiciones en la primera fila (antes ya he seguido el ritual de compra de camiseta, cd, etc) a disfrutar de nuevo de otra noche memorable. Y vaya si lo fue, cayeron temazo tras temazo. Especialmente grandes fueron los interpretados con ese extraño instrumento llamado Saz hecho especialmente para el.

Allí estaban de nuevo, con sus túnicas y esa música que nos lleva a tiempos remotos, a palacios persas, a ciudades perdidas en el desierto, a alfombras voladoras hechas de rubíes y gemas, a mensajes cabalísticos perdidos en libros enterrados en ánforas, a magos alquimistas y tormentas de arena...Como novedad esta vez me llevé el setlist. Todas las fotos que veis en esta entrada de blog las tomé ayer con mi cámara. Os dejo con el mejor grupo que hay ahora mismo: ¡ THE SECRET CHIEFS 3 !

(Trey, this blog is dedicated to you. See you next time, my friend!)