viernes, 28 de enero de 2011

Nacimiento y muerte de una estrella

Está ahí en lo alto, una gran bola roja a la que no podemos dirigir nuestra mirada más que por unos escasos segundos, si no queremos correr el riesgo de quedarnos ciegos. Es nuestro Sol, con un tamaño de disco equivalente al de 109 planetas como la Tierra, y con un volumen capaz de contener más de 1.3 millones de planetas como el nuestro. Imponente pero ¿cómo nació?, ¿y cómo morirá?

Siempre me ha encantado leer sobre el origen y la desaparición de las estrellas. Se podría resumir de la siguiente manera: una estrella empieza como una enorme bola de gas hidrógeno, hasta que la gravedad comprime ese gas y con ello lo calienta. La capa externa llega a temperaturas de 6.000 grados centígrados, pero en el núcleo, donde la presión es increíblemente intensa, se pueden alcanzar temperaturas de entre 50 y 100 millones de grados centígrados (!!!). (Esto me llama mucho la atención, porque mientras el cero absoluto, teóricamente la temperatura más baja posible, tiene aproximadamente un valor de -273,15 grados centígrados, las temperaturas más altas, supongamos las que se dieron instantes después del big-bang, se estima que fueron de billones de grados.) Ante esta diferencia de extremos, siempre me da por pensar lo cerca que estoy, comparativamente hablando, del valor más frío imaginable cuando hago prácticas con un congelador criogénico, donde alcanzo temperaturas de -80 grados centígrados. Pero sigamos con el Sol. A esas temperaturas y presiones del núcleo tan astronómicamente grandes se producen reacciones nucleares en las que los núcleos de hidrógeno chocan unos con otros para formar núcleos de helio, de menor masa. Esa diferencia de masa es "expulsada" del núcleo del Sol hacia la superficie donde se libera en forma de luz y calor.

Los astrofísicos han estimado la edad del Sol en aproximádamente unos 5.000 millones de años, y se cree que está en la mitad de su vida. El Sol seguirá siendo una estrella amarilla durante otros 5.000 millones de años, hasta que agote su suministro de hidrógeno y empiece a quemar helio, fenómeno por el que se hinchará enormemente para convertirse en un gigante rojo. Ni que decir tiene que esto tendrá consecuencias devastadoras para la Tierra, ya que su órbita quedará dentro de la atmósfera del gigante rojo, calcinándose por completo para pasar a ser consumida bajo la atmósfera solar. Después, nuestro Sol colapsará en una enana blanca hasta, en un proceso que puede llevarle un trillón de años, enfriarse por completo y morir.

Así que ya sabéis, para aquellos que desean saber si la Tierra se consumirá en hielo o fuego la física nos da una respuesta precisa: se consumirá en el fuego. Esperemos que los seres humanos, si hemos sobrevivido tanto, hayamos colonizado otros planetas fuera del sistema solar. Estamos avisados. Subiendo un peldaño más, nuestra galaxia entera también morirá, canibalizada por otra galaxia vecina llamada Andrómeda, de un tamaño dos o tres veces mayor que la nuestra, pero eso ya es otra historia....

viernes, 21 de enero de 2011

Katie Jane Garside: la reina Adreena

Definitivamente, el día que Katie Jane Garside deje la música ya no será lo mismo. Problemas mentales, reclusión, timidez enfermiza, etc hasta que un extraño guitarrista llamado Crispin Gray, más andrógino que Bowie en su etapa Ziggy Stardust (¡que ya es decir!), la saca del anonimato para ponerla al frente de su banda, un grupo indie llamado Daisy Chainshaw. Estamos hablando del año 1992 y desde entonces ha llovido mucho. Daisy Chainshaw publicaron un álbum correcto sin más ("Eleventeen"), en el que por encima de todo destacaba la voz y la personalidad arrolladora de Katie. Pero no fue hasta el año 1999 cuando Crispin y Katie deciden formar lo que sería su proyecto definitivo: Queen Adreena. En el año 2000 publican "Taxidermy" en un pequeño sello discográfico, un disco oscuro, opresivo, asfixiante, en el que las composiciones son más maduras y en el que la voz de Katie emerge pura y desgarradora como un escalpelo. Se corre la voz, lo que era un tesoro para unos pocos trasciende de forma que Queen Adreena pasa a convertirse en un grupo de culto. Aunque algunos temimos lo peor, porque ya sabemos lo que pasa en estos casos: ofertas de compañías más grandes, presiones para producir hits radiables, etc. Afortunadamente nada de eso ocurre y el grupo vuelve a meterse en el estudio para parir "Drink me", su obra maestra para el que suscribe estas líneas. Porque "Drink me" no da respiro. Desde su comienzo con "Pretty like drugs" (uno de los mejores comienzos de disco que he oído) donde reto a cualquiera a que me diga que el despliegue vocal de Katie le deja indiferente, pasando por "Siamese Almeida", "Razorblade sky", "Sleeping pill", qué más dá, ¡cualquiera!, temazo tras temazo sucediéndose y la voz de Katie rasgándonos el alma. Pero lo verdaderamente impresionante es la traducción al directo, con unas actuaciones donde todo es real y desgarrador, con una Katie inmensa dándolo todo, sin una concesión comercial a la galería.

Porque Queen Adreena han huído de eso, de los clichés, del dinero, del éxito, y nos han dejado conciertos para el recuerdo. Y si alguien lo duda que se repase cualquier vídeo que pueda encontrar en internet sobre esta banda o Katie. Tras "Drink me" llega otro cambio de compañía y la continuación lógica, de título "The butcher and the butterfly", con esa preciosa portada. El disco es duro y hermoso al mismo tiempo, con trallazos como "Wolverines" o "Suck" combinados con medio tiempos como "Join the dots". Afortunadamente, su música sigue sin llegar a los oídos del gran público manteniéndolos en el sano pseudo-anonimato de las salas pequeñas. Más conciertos y más actuaciones épicas que no hacen sino acrecentar la leyenda. Fruto de ello es el DVD y cd "Live at the ICA", un documento imprescindible para entender la banda. A partir de ahí Queen Adreena se toman un respiro en el que Katie colabora con otros músicos en el proyecto Ruby Throat, publicando dos discos de corte más intimista y reposado. Pero entre esos dos discos hay tiempo para regresar al campamento base y editar "Ride a cock horse" (2007) y el, hasta ahora, último trabajo llamado "Djin" (2008), ambos igualmente imprescindibles. Podéis seguir los pasos de Katie en su página web personal: http://katiejanegarside.com

Ahora os dejo con "Razorblade sky" en directo, pero os recomiendo el visionado de cualquier grabación que podáis encontrar en internet. Saludos desde un cielo acuchillado.

miércoles, 19 de enero de 2011

De la necesidad de recuperar a Golpes Bajos...

Hace poco estuve en unos conocidos grandes almacenes que, curiosamente, tienen una buena sección de discos, con el objetivo de comprarme la caja que recopila todas las grabaciones de Golpes Bajos. Cada año dedico siempre un par de días a revisitar los tres emblemáticos álbumes que este grupo editó en su corta vida. Y es que en estos tiempos, largos ya, en los que la mediocridad musical absoluta campa a sus anchas se hace necesario parar, desempolvar algunos discos y comprobar que cualquier tiempo pasado fue mejor. En mi opinión son pocos - muy pocos - los grupos que han salido de este país con el suficiente talento, ingenio y calidad que les haga despegarse del conjunto de miles de copias baratas de lo producido en países como U.S.A. o Inglaterra, auténticos colosos en la historia de la música pop-rock.

Golpes Bajos fueron uno de esos grupos, únicos, mágicos, con canciones imbatibles incluso para el propio Jesús Ordovás (nuestro John Peel particular), el cual ayudó a impulsar de forma decisiva la carrera del grupo a nivel nacional. En su corta existencia (1983-85) editaron dos mini-LPs ("Golpes Bajos" y "Devocionario") y un álbum de larga duración ("A Santa Compaña"), todos ellos absolutamente imprescindibles. La dupla que formaron Germán Coppini y el genial multiinstrumentista Teo Cardalda fue uno de esos raros casos de perfección artística, a la Morrissey-Marr en Inglaterra. Y es que las geniales texturas y arreglos musicales de Teo fueron el complemento perfecto a la complejidad lírica que nos planteaba Coppini en cada canción. Porque sí, Coppini estaba a años luz de los miles de cantautores depresivo-coñazo que tanto abundan en este país.
Mención especial para sus otros compañeros de viaje, el guitarrista Pablo Novoa y el genial bajista Luis García (impagables sus líneas de bajo fretless en "Cena recalentada" y su slap en "No mires a los ojos de la gente").

Cardalda y Coppini se volvieron a juntar en 1998 para grabar nuevas versiones de sus clásicos y producir nuevo material dando lugar a "Vivo", un disco altamente recomendable pero que adolecía de la magia de sus inicios. El disco y la gira fueron sendos fracasos comerciales lo que, unido a las tensiones entre ambos, precipitó una nueva separación. Nunca me gustó esa reunión musical por dos razones: a) pocos comebacks han merecido la pena, y b) sus canciones son perfectas tal como quedaron en su día y el hecho de regrabarlas añadiendo cambios en las letras fue un absoluto error. De cualquier manera me gustó verlos juntos de nuevo, aunque es cierto que Teo aparenta demasiada frialdad eludiendo continuamente el contacto visual con Coppini. Después de ese corto episodio Teo continuó su carrera regresando con su mujer a los edulcorados Cómplices y Germán se dedicó a proyectos que no llegaron a gran cosa.

A cualquiera que lea este blog y no conozca a Golpes Bajos le animo a descubrir temazos como "Cena recalentada", "Desconocido", "No mires a los ojos de la gente", "Malos tiempos para la lírica", "Travesuras de Till", "Fiesta de los maniquíes", "A Santa Compaña" o en fín, cualquiera. La caja con todas sus grabaciones (Golpes Bajos - "Todas sus grabaciones 1983/85") no llega a veinte euros y creedme, serán de los veinte euros que mejor empleéis en vuestra vida.

A pesar de que el vídeo no hace justicia a la gran canción que es, aquí os dejo con "Desconocido". ¡Que la disfrutéis!

jueves, 13 de enero de 2011

Cosmología y ópera

Recientemente, la prestigiosa física teórica Lisa Randall, Catedrática de la Universidad de Harvard, ha colaborado con el compositor Héctor Parra en la creación de una ópera llamada "Hypermusic Prologue, A Projective Opera in Seven Planes". Al parecer, Lisa es una apasionada de la ópera y, de manera recíproca, a Héctor Parra le fascinan los diferentes modelos cosmológicos, la teoría de cuerdas y la física cuántica. Según una página web "la obra tiene como objetivo el proyectar al oyente más allá de las fronteras del universo mediante la interacción de dos voces (una soprano y un barítono), en un intento de recrear con sonidos lo que sería la tensión entre lo finito y el infinito (hiperespacio)"...¡ahí queda eso!

No soy muy fan de la ópera (preferiría que Lisa hubiera contado con la ayuda de Lemmy, de Mötorhead, para el mismo cometido), pero la noticia no deja de ser curiosa.

Os dejo con esta interesante mujer explicándonos la idea del proyecto:

martes, 11 de enero de 2011

Vislumbrando otras dimensiones - El concepto de la realidad (II) (*)

Cuando quedamos con alguien necesitamos de un dato imprescindible: el lugar, o lo que es lo mismo, unas coordenadas en el espacio (longitud, anchura y altura). Vivimos conscientes de tres dimensiones geométricas, nuestro mundo es tridimensional. Podemos localizar cualquier posición en el espacio de cualquier objeto, desde una pulga a una galaxia, dando tres números. Pero se nos olvida algo, también necesitamos saber la hora a la que hemos quedado para que el suceso tenga lugar. Por ello, Einstein extendió el concepto de las tres dimensiones para incluir el tiempo como una cuarta dimensión. Pero, ¿existen más dimensiones de las cuales nuestros sentidos no son conscientes? Y en tal caso, ¿por qué no podemos verlas?

En 1854, el matemático alemán Georg Riemann, con su célebre conferencia en Gotinga, Alemania, iba a dinamitar las bases de la clásica geometría euclidiana al introducir nuevas dimensiones. Riemann sostenía que la electricidad, el magnetismo y la gravedad son causados por el arrugamiento de nuestro universo tridimensional en una invisible cuarta dimensión espacial. Así pues, una "fuerza" no tiene vida independiente por sí misma sino que es sólo el efecto aparente causado por la distorsión de la geometría. El núcleo de la obra de Riemann era la comprensión de que las leyes físicas se simplifican en el espacio multidimensional. Más aún, en 1919 el físico alemán Theodor Kaluza escribió un artículo que envió al propio Einstein en el que sugería la presencia de dimensiones más altas. Kaluza proponía que introducir una dimensión espacial más alta (la quinta dimensión) hacía que la teoría de la relatividad general de Einstein se desdoblara mágicamente en dos partes: una que describía la teoría de la relatividad estándar y otra que se convertiría en la teoría de la luz de Maxwell. El propio Einstein quedó impresionado por esta solución. Kaluza además propuso que esta quinta dimensión debe de ser tan pequeña y estar tan enrollada que no puede ser observada. (Como si cogiéramos una hoja de papel bidimensional y la enrolláramos en un cilindro muy apretado. Visto a distancia el cilindro parece una línea unidimensional).

Hoy en día todo ha cambiado con la llegada de la Teoría de Supercuerdas, de la que hablaré en otro blog. Básicamente lo que viene a decir es que las partículas subatómicas no son otra cosa que diferentes vibraciones de una cuerda, que actúa como una minúscula goma elástica. Según esta teoría la materia no es nada más que las armonías creadas por esta cuerda vibrante. Los físicos están trabajando arduamente en perfeccionar esta teoría ya que todo apunta a que podría ser la teoría global que unificara la gravedad con la teoría cuántica, o lo que es lo mismo, sería la "teoría del todo" que nos permitiría explicar completamente el universo.

Pero la extraña característica de la teoría de supercuerdas es que estas sólo pueden vibrar en unas dimensiones concretas del espacio-tiempo: ¡DIEZ! (Si tratamos de crear una teoría de cuerdas en otras dimensiones la teoría se viene abajo matemáticamente). Nuestro universo es tetradimensional (tres dimensiones espaciales y una temporal), esto significa que las otras seis dimensiones deben haber colapsado, o estar enrolladas, de algún modo, como la quinta dimensión que postulaba Kaluza. (Actualmente se trabaja en la demostración de la existencia de estas dimensiones adicionales buscando desviaciones respecto a la ley de la gravedad de Newton). No obstante, existen cinco versiones diferentes de la Teoría de Supercuerdas, y cada una de ellas con aproximaciones matemáticas completamente diferentes. Esto resultaba embarazoso, porque los físicos quieren una única teoría del todo. En 1994, los físicos Edward Witten y Paul Townsed conjeturaron que las cinco teorías de cuerdas eran en realidad una misma teoría (la llamada Teoría M), pero sólo si añadiéramos una undécima dimensión. Así, las cinco teorías colapsan en una. (La undécima dimensión da lugar a un nuevo objeto matemático llamado "brana", dándonos una nueva imagen del universo que asemejaría a una membrana que flotaría en un espacio 11-dimensional).

Pero volvamos a la pregunta del principio, en el caso de que existieran todas esas dimensiones adicionales, el plantearnos verlas sería como describir el concepto de color a una persona ciega. Los espacios de mayores dimensiones son imposibles de visualizar, así que es inútil intentarlo siquiera. Veámoslo con un ejemplo: imaginemos una hoja de papel, e imaginemos que dibujamos un punto sobre ella. Ahora imaginemos que ese punto es un ser consciente. Ese ser viviría en un mundo bidimensional (la superficie de la hoja de papel). Para él sólo existiría la derecha y la izquierda, el delante y el detrás, y su mundo estaría limitado por los bordes de la hoja de papel. Nosotros, desde nuestra perspectiva tridimensional seríamos invisibles para él (la dimensión altura no tendría sentido para ese ser). Imaginemos que dibujamos un recuadro en el lugar de la hoja donde se encuentra ese ser. Al ir caminando por su mundo bidimensional, al toparse con una de las líneas del cuadrado no podría seguir de frente. Pronto se daría cuenta de que su mundo ha quedado reducido a la superficie que ocupa el recuadro en la hoja, como una especie de cárcel. Ahora imaginemos que nosotros, desde nuestra perspectiva tridimensional, podemos coger a ese punto (a ese ser) y sacarle del cuadrado para depositarle en otro sitio de la hoja. Esta hazaña, bastante normal desde nuestras tres dimensiones parecería como un hecho fantástico en dos dimensiones. Otro ser en otro punto de la hoja vería aparecer a su compañero de la nada. Si intentáramos explicarle que su compañero se movió hacia "arriba" y salió literalmente de la hoja él no comprendería nada de lo que le estuviéramos diciendo. La palabra arriba no existiría en su diccionario, y además no podría visualizar el concepto. Nosotros seríamos como Dioses para esos habitantes bidimensionales, capaces de obrar milagros y de hacer aparecer/desaparecer cosas de la nada (de hecho, en un intento de explicar dónde podría estar localizado el cielo, algunos teólogos cristianos han especulado a menudo con que quizá Dios vive en un plano dimensional más alto.) Él consideraría magia nuestros poderes; nosotros, sin embargo, sabríamos que no se trata de magia, sino de una perspectiva más ventajosa.

Ahora tratemos de visualizar lo que ese ser vería desde sus ojos bidimensionales en una dimensión más alta. Imaginemos que cogemos a ese ser (a ese punto) y le arrojamos al aire. Supongamos ahora que mientras flota en el aire él se cruza con un ser humano (tridimensional.) ¿Qué aspecto tendríamos para él? Él sólo podría ver secciones planas de nosotros. La punta de nuestra nariz sería un pequeño círculo que emergería de la nada para formar otro círculo u otra forma geométrica bidimensional mayor (a medida que nos fuéramos acercando a él). A medida que otras partes de nuestro cuerpo fueran emergiendo estos círculos se fundirían en más círculos de tela (nuestras ropas), carne y pelo en un alucinante, confuso y caótico baile. De repente, todos los círculos se harían muy pequeños hasta desaparecer por completo (cuando nos hubiéramos ido). Nada tendría sentido para él, jamás sería capaz de visualizarnos como nosotros nos vemos. Análogamente, si se nos sacara de nuestro universo tridimensional y se nos arrojara a una cuarta dimensión espacial, descubriríamos que el sentido común resulta inútil. Mientras nos movemos por la quinta dimensión aparecerían manchas de la nada frente a nuestros ojos, cambiando constantemente de forma, tamaño y composición, desafiando todas las reglas de la lógica de nuestro mundo tridimensional.

Pensemos en ello si alguna vez vemos un fantasma...

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(*) Inspirado tras la lectura de "Física de lo imposible" y "Hiperespacio", de Michio Kaku. Ed. Debolsillo y Drakontos Bolsillo, respectivamente.

lunes, 10 de enero de 2011

¡Hora punta!

Reconozco que tuve un flechazo instantáneo con esta mujer desde que ví un vídeo suyo hace ya mucho mucho tiempo. Desde entonces me convertí en un instant-fan. Jane Wiedlin, ya sea durante su época con las maravillosas The Go-go´s como en su carrera en solitario o con Frosted no ha dado un paso en falso, facturando siempre muy buenos discos de pop. Hoy me apetece recordar su canción y vídeo de "Rush hour". Ese pelo, esa clase, esas piernas, esa dulzura, y ese modo de acariciar su Gibson Les Paul blanca...¡sencillamente deliciosa!

miércoles, 5 de enero de 2011

Mick Karn (24/07/1958 - 04/01/2011) - Descanse en paz

Acabo de recibir un e-mail de un amigo irlandés en el que me informa de la terrible noticia de la muerte de Mick Karn. Hace dos días (el pasado 4 de Enero) un maldito cáncer se lo ha llevado a la edad de 52 años. Mick será siempre conocido por formar parte de uno de los grupos más innovadores que han existido nunca -por supuesto me estoy refiriendo a Japan-, y por ser uno de los bajistas más influyentes debido a su peculiar forma de tocar. Tras la disolución de Japan, Mick colaboró con algunos artistas de gran renombre, como Kate Bush o Gary Numan, e inició una carrera en solitario en la que personalmente destacaría discos como "Titles", "The dreams of reason produce monsters" o "Each eye a path".

Como bajista él ha sido una de mis máximas influencias. Siempre recordaré cómo mi profesor de bajo y yo pasábamos algunas tardes intentando sacar determinados fraseos suyos. Además, mi bajo favorito de siempre ha sido el que él tocaba: un bonito bajo fretless de la marca artesana WAL. Siempre he soñado con tener alguno de esos bajos. La marca dejó de existir, pero hace algunos años todavía se podían encontrar algunos, auténticas piezas de artesanía, a través de e-bay. Hace tiempo estuve suscrito a su página web personal y tuve la fortuna de recibir e-mails de su puño y letra contestando a algunas preguntas mías.

Hoy escucharé los fantásticos "Tin drum" y "Oil on canvas" en su honor. Descansa en paz, Mick, you´ll be deeply missed.

lunes, 3 de enero de 2011

El ateísmo de Stephen Hawking

En "La teoría del todo", Stephen Hawking, uno de los gurús de la cosmología, finaliza el libro con el siguiente párrafo: "Sin embargo, si descubrimos una teoría completa, debería en su momento ser comprensible en sus líneas generales por todos, no solo por unos pocos científicos. Entonces todos seremos capaces de tomar parte en la discusión de por qué el universo existe. Si encontramos la respuesta a ello, sería el triunfo definitivo de la razón humana, pues entonces conoceríamos la mente de Dios".

Bueno, pues...¡va a ser que no! En su último libro "El gran diseño", Stephen Hawking defiende la idea de que el universo tal como lo conocemos no es fruto de la mano de un Hacedor o Creador (llámese Dios o lo que sea) sino que surge naturalmente de la ley física, es decir, es una predicción científica. El hecho de que un científico de la talla de Hawking se pronuncie sobre una de las cuestiones capitales de la humanidad (¿existe Dios? o ¿El universo ha tenido un creador?) no deja de ser de un interés indiscutible. Y más en un momento de la humanidad en el que -y en palabras del propio Hawking- la "filosofía ha muerto". O lo que es lo mismo, las cuestiones que tradicionalmente han sido del campo de la filosofía, ahora lo son del campo de la física. Según Hawking, la filosofía no se ha mantenido al corriente de los desarrollos modernos de la ciencia, convirtiendo a los científicos en los "portadores de la antorcha del descubrimiento en nuestra búsqueda de conocimiento". En esto último estoy bastante de acuerdo.

Pero vayamos por partes: vivimos en un planeta llamado Tierra, el cual orbita alrededor de una estrella mediana llamada Sol. Según Newton, las órbitas planetarias pueden ser círculos o elipses. Bien, en el caso de la Tierra, su órbita es del tipo elíptica con una excentricidad (grado de deformación de la elipse) de tan sólo un 2%, lo que significa que es casi circular. Esto es un gran golpe de suerte, ya que una excentricidad mayor hubiera significado una diferencia de temperaturas entre la etapa en la que está más cerca del Sol y la etapa en la que estuviera más lejos que hubiera hecho imposible la vida tal como la conocemos (Mercurio, por ejemplo, con una excentricidad de un 20%, tiene diferencias de temperaturas a lo largo de su órbita alrededor del Sol de hasta 110 oC). Además, afortunadamente, la Tierra está en la denominada "zona habitable" (estrecha región alrededor de la estrella correspondiente en la que las temperaturas planetarias son tales que puede existir agua líquida) del sistema solar. Es más, los "organismos vivientes" necesitan del carbono para ser, y el carbono es producido a unas condiciones y procesos altamente específicos de forma que si se cambiaran las reglas de nuestro universo tan sólo un poco las condiciones necesarias para nuestra existencia dejarían de cumplirse. En resúmen: parece que nuestro universo y sus leyes han sido diseñados con exquisita precisión para permitir nuestra existencia y que, si tenemos que existir, queda poca libertad para su alteración. Así pues, ¿esta sintonización tan fina no sería una evidencia de que el universo fue diseñado por un Creador benévolo?

Hawking sostiene que, al albor de los ultimos avances en el estudio de la física y las leyes del universo, la ciencia ofrece otra explicación. Según Hawking, al aplicar la teoría cuántica y la relatividad general en el universo primitivo -cuando tenía un tamaño ínfimo, tan minúsculo como el tamaño de Planck, es decir, una milmillonésima de billonésima de billonésima de centímetro-, la dimensión tiempo no existiría, es decir, ¡no existiría un tiempo como el tiempo que conocemos ahora! En su lugar, el tiempo se comportó como una dimensión espacial extra, por lo que si el tiempo se puede comportar como una dirección más del espacio implica que la cuestión de qué ocurrió antes del inicio del universo deja de tener sentido. La observación de que el tiempo se comporte como el espacio presenta una nueva alternativa: elimina la objeción inmemorial a que el universo tuviera un inicio y significa, además, que el inicio del universo fue regido por las leyes de la ciencia y que no hay necesidad de que sea puesto en marcha por algún Dios.

Además, debido a esos tamaños iniciales el origen del universo debería ser descrito en términos cuánticos aplicándose los métodos de Feynman para todas las posibles historias. Desde esta perspectiva, el universo apareció espontáneamente, empezando por todos los estados posibles, la mayoría de los cuales corresponden a otros universos. Mientras que algunos de dichos universos son parecidos al nuestro, la gran mayoría es muy diferente. No diferirían tan sólo en algunos detalles, sino que diferirían incluso en las leyes aparentes de la naturaleza. Esta idea es la denominada como MULTIUNIVERSO. Esto significaría que nuestro hábitat cósmico -la totalidad del universo observable- es tan sólo uno entre otros muchos, tal como nuestro sistema solar es uno entre muchos otros. Según Hawking, ello quiere decir que de la misma manera que las coincidencias ambientales de nuestro sistema solar son convertidas en irrelevantes al darnos cuenta de que existen miles de millones de sistemas planetarios, los ajustes finos en las leyes de la naturaleza pueden ser explicados por la existencia de miles de millones de universos. Así, el concepto de multiuniverso puede explicar el ajuste fino de las leyes físicas sin necesidad de un Creador benévolo que hiciera el universo para nuestro provecho. La creación espontánea (según la teoría cuántica) es la razón por la cual existe el universo. No hace falta invocar a Dios para encender las ecuaciones y poner el universo en marcha. Por eso hay algo en lugar de nada, por eso existimos.

Así que...voilá: Dios no existe, punto final.

¿O...no? Entiendo que no tiene sentido creer en un Dios (o Dioses), se llame como se llame, si ese Dios en cuestión no ha contribuido en la creación del universo. Por lo tanto, Hawking al declarar la total ausencia de un Creador en el diseño del universo se declara a sí mismo ateo. Sin embargo, el ateísmo de Hawking es diferente del de otros grandes nombres de la filosofía y cultura contemporánea como Feuerbach, Marx, Nietzche, Sartre o Freud. Para Sartre Dios está muerto no porque haya sido sustituido por un "superhombre" (como propugnaba Nietzsche), sino porque ha sido dejado de lado por el conjunto de los hombres, que lo considera algo superfluo y sin ninguna incidencia en la vida corriente. Hawking, por el contrario, ha buscado a Dios, pero la ciencia, en un momento determinado, le ha respondido que no existe.

Haciendo de abogado del diablo, habría algunas objeciones que poner al argumento de Hawking. Una de ellas es que la Teoría M (de la cual hablaré en otro blog) y toda la teoría cuántica de los posibles de Feynman no han sido demostradas experimentalmente (el experimento de la doble rendija es lo más cerca que se ha estado). El hecho de que las teorías predigan la existencia de dimensiones extra (¡hasta 7 distintas de las que somos capaces de ver!), o la presencia de infinitos universos, o la creación espontánea por fluctuaciones en el vacío, etc no significa que deban existir realmente, ya que, incluso conceptos tan trillados como los quarks o los agujeros negros se cree que existen pero nadie ha conseguido verlos. De la misma manera que muchos creen que Dios existe pero no han conseguido verlo más que a través de la fe. El propio Hawking admite que la Teoría M, la más fundamental y que englobaría al conjunto de todas las fuerzas y teorías anteriores para explicar el universo y sus leyes, está todavía en proceso de poder ser descifrada, y que "puede que no sea posible conseguirlo...Podría ser que la tradicional expectativa de los físicos de una sola teoría de la naturaleza sea inalcanzable y que no exista una formulación única. Podría ser que para describir el universo tengamos que emplear teorías diferentes en situaciones diferentes". Por lo tanto, aunque Stephen Hawking tenga toda mi admiración, seguimiento y respeto como científico y pensador, me parece aventurado basarse en teorías aún no cerradas para declarar la no existencia de un Creador. Quizá en el futuro, al igual que todos los ejemplos pasados de teorías que han sido mejoradas o rebatidas (Galileo o Newton, por ejemplo), podamos llegar a encontrar en el submundo cuántico huellas de la mano de Dios.

Lo que es cierto es que la creencia en Dioses o entidades superiores ha acompañado al hombre desde sus orígenes. Los enterramientos funerarios y el sentido de la trascendencia nos ha diferenciado del resto de organismos vivos que pueblan la Tierra. Existe una teoría para cada pueblo que describe la formación del universo basada en un Creador o Creadores de naturaleza divina o suprahumana. De hecho, aunque admitamos la existencia de una ética universal a la cual debe estar sujeta el conjunto de religiones, nuestros conceptos del "bien" y el "mal" están fuertemente adheridos a nuestras creencias religiosas heredadas. Creo que se tardarán todavía milenios en que la raza humana evolucione -si este es el caso- hacia individuos que estén libres de cualquier resíduo religioso. Además, desde el mundo de los sentimientos la frialdad de la ciencia es aplastante: en última instancia, y si las teorías lo demuestran, no seremos más que fruto del azar, una aglomeración en un limitado y escaso periodo de tiempo de polvo de estrellas, antes de volver a la eternidad de los ciclos cósmicos. Aún más, todos, absolutamente todos, ricos y pobres, generosos y egoístas, idealistas o rampantes, nos enfrentaremos con una cuestión fundamental, que nos sitúa cara a cara enfrente de las preguntas últimas. Esa cuestión ineludible es la muerte. Y donde la ciencia ofrece una respuesta fría y desoladora, la religión ofrece esperanza y consuelo. Un no creyente se enfrentará al problema de la muerte desde la soledad de saber que no existe nada, mientras que un creyente tendrá la esperanza de que perdurará en algún lugar, y si luego resulta que Dios no existe dará igual, porque no tendrá conciencia para, una vez muerto, darse cuenta de ello.

En mi modesta opinión, el debate sobre la existencia o no de un Creador sigue muy abierto.

Un saludo

sábado, 1 de enero de 2011

Judas Priest - El tour del adiós.

Hace poco leí en la web oficial (http://judaspriest.com/) del famoso grupo de Heavy Metal Judas Priest el anuncio de su tour mundial de despedida de los escenarios. Lo han bautizado como el Epitaph Tour (maldito nombre). Para los que nos hemos criado con el rock, heavy, metal, sinfónico/progresivo, etc la noticia no deja de ser un mazazo. Otro grupo histórico que se despide, y van...
En fín, aunque llegue el triste día que no podamos veros ya nunca más sobre un escenario, yo no dejaré de pinchar cada cierto tiempo discazos como "British steel", "Screaming for vengeance", "Defenders of the faith" o el mítico directo "Unleashed in the East".

Rob, Glenn, K.K, Ian y cia. ¡mil gracias por toda la buena música que nos habéis dado durante todos estos años!

La Teoría del Principio Holográfico - El concepto de la realidad (I)

En uno de los capítulos de su último libro titulado "El gran diseño" (*), Stephen Hawking plantea la siguiente cuestión: ¿qué es la realidad?. Él imagina una pecera en la que viven un número de peces, los cuales tendrían una imagen distorsionada de la realidad debido a que todo lo que les llegara lo haría a través de las paredes curvas de la pecera. El físico teórico Michio Kaku en su libro "Hiperespacio" plantea algo similar: él recuerda un estanque que visitaba de pequeño, lleno de carpas, e imaginaba cómo verían las carpas del estanque el mundo que les rodeaba. Viviendo toda su vida en el estanque poco profundo, las carpas creerían que su "universo" consistiría en las aguas oscuras y los nenúfares. Al pasar la mayor parte de su tiempo hurgando en el fondo del estanque, apenas serían conscientes de que podía existir un mundo extraño por encima de la superficie. Kaku se sentía intrigado por el hecho de que pudiera estar sólo a unos pocos centimetros de las carpas, en un "universo" distinto, pero separado del "universo" de las carpas tan sólo por la superficie del agua. Volveremos a este recuerdo cuando en otro blog os hable de lo que exponen varios autores sobre la existencia de dimensiones extra en nuestro universo, pero tanto Hawking como Kaku y gran parte de la comunidad de físicos teóricos creen que nosotros seríamos como esas carpas, pasando nuestras vidas en nuestro propio "estanque". Pero ¿cómo sabemos que nosotros tenemos la visión verdadera, no distorsionada de la realidad? ¿No podría ser que nosotros mismos estuviéramos en el interior de una especie de pecera curvada y nuestra visión de la realidad estuviera distorsionada por una lente enorme?

Según el físico y matemático Brian Greene (**) muchos físicos creen que estamos llegando a la próxima gran convulsión en nuestra comprensión del cosmos. El espacio y el tiempo como actualmente se conciben pueden ser reconocidos como meras alusiones a unos principios más sutiles, más profundos y más fundamentales que subyacen a la realidad física. Quizá las propiedades del espacio y el tiempo tal como los conocemos emerjan del comportamiento colectivo de algunos otros constituyentes más fundamentales que aún tenemos que identificar, o lo que es lo mismo, todavía estaría por descubrir una descripción aún más elemental del universo, una aespacial y atemporal. Según Greene, la ilusión, entonces, sería de nuestra propia cosecha. De la misma manera que la dureza de una bala de cañón, y el olor de la rosa, y la velocidad de un guepardo desaparecen cuando examinamos la materia en el nivel atómico y subatómico, también el espacio y el tiempo pueden disolverse cuando se examinasen con formulaciones más fundamentales de las leyes de la Naturaleza. El espaciotiempo entero de la Naturaleza puede ser tan diferente de sus partes que nada que se le parezca existe en el nivel más fundamental. La mayoría de los físicos espera que si el espacio-tiempo fuera realmente fundamental, todos, independientemente del leguaje o teoría utilizados, estarían de acuerdo en sus propiedades geométricas. Pero el hecho de que, al menos dentro de la teoría de cuerdas, no tiene por qué ser necesariamente así, sugiere que el espaciotiempo puede ser un fenómeno secundario.


La Teoría del Principio Holográfico: en la década de 1970, Jakob Bekenstein y Stephen Hawking descubrieron que la entropía máxima en cualquier región del espacio dada es proporcional al área de la superficie de dicha región, y no a su volumen. Esto puede significar que quizá los verdaderos y fundamentales grados de libertad -los atributos que tienen el potencial de dar lugar a ese desorden- residen en realidad en la superficie de la región y no dentro de su volúmen. O lo que es lo mismo, quizá los procesos físicos reales del universo tienen lugar en una delgada superficie lejana (superficie frontera) que nos rodea y no en el interior del universo, siendo todo lo que vemos y experimentamos meramente una proyección de dicho proceso. Es decir, ¡quizá el universo es algo parecido a un holograma!

El “Principio Holográfico”, descrito por el premio Nobel Gerard t´Hooft y Leonard Susskind y más tarde refinado por Bousso, surge de esa idea sorprendente: las idas y venidas que observamos en las tres dimensiones de la vida cotidiana podrían ser proyecciones holográficas de procesos físicos que tienen lugar en una superficie bidimensional lejana. Sería como el mito de la caverna de Platón, pero en este caso las sombras serían reales, mientras que lo que creemos real (nosotros, lo que nos rodea) serían proyecciones evanescentes de las sombras.

Desde hace algún tiempo, los físicos han mantenido que los efectos cuánticos podrían provocar que el continuo espacio-tiempo convulsionara descontroladamente a escalas muy pequeñas. A estas escalas, la red espacio-temporal podría granularse, y estar compuesta de diminutas unidades (similares a los píxeles) de un tamaño de aproximadamente cien trillones de veces el tamaño del protón. Eso supondría considerar el espacio-tiempo como un holograma granulado, y describirlo como una esfera cuya superficie exterior estaría cubierta por unidades del tamaño de la longitud de Planck (distancia o escala de longitud por debajo de la cual se espera que el espacio deje de tener una geometría clásica). Cada una de estas “piezas” del mosaico universal sería, asimismo, una unidad de información. Y, según el principio holográfico, la cantidad total de información que cubre el exterior de dicha esfera habría de coincidir con el número de unidades de información contenidas en el volumen del universo.

En dicho caso, nuestro estátus en el universo sería literalmente análogo al de los pececillos de los ejemplos iniciales.

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(*) Antes recomiendo "Brevísima historia del tiempo". Ed. Drakontos Bolsillo, sexta edición Mayo 2009.

(**) "El tejido del cosmos" (Brian Greene). Ed. Drakontos Bolsillo, segunda edición Junio 2010.